Atascado
Escribir las siglas de su nombre. Sentirte entumecida por dentro. La música suena por los altavoces, más alta de lo que debería. Hace un momento me conmovía. Ahora no estoy tan segura. Miro, pero no veo. Un telo de irrealidad cuelga de mis ojos, y hasta lo cotidiano se siente, hasta cierto punto, extraño. La voz es clara, joven. Destila fuerza y convicción. Va cambiando con la letra. Y tiene un dejo de desesperación, de resignación, de autodesprecio, de automarginación. O tal vez son mis propios sentimientos los que oigo. Vuelve a cantar. Me gusta como lo hace. Me gusta su voz. No le he dicho a nadie que me obsesiona no poder acordarme de cómo sonaba su voz. De la forma en la que hablaba. Recordar cómo era; su rostro; su porte; lo que se sentía al ser el tan alto, irguiéndose por encima de cualquiera... es fácil. Es su voz. Es su voz la que se me escapa, la que me elude, la que a veces me cuesta recordar. Son sólo instantes de duda. Luego la recuerdo. Casi la escucho ...